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Fiesta de los Ángeles Custodios: 2 de Octubre

“Nadie camina solo y ninguno de nosotros debe pensar que está solo” porque “este compañero” – dijo el Papa – está siempre”.


El Antiguo Testamento habla repetidas veces de su acción prodigiosa en favor de los hombres: Un ángel avisa a Lot del peligro que corre Sodoma y el castigo que va a recibir esta ciudad. Un ángel conforta a la criada de Abrahán, Agar, cuando es despedida y camina por el desierto. Un ángel socorre al Profeta San Elías y le alimenta con pan y agua fresca por dos veces cuando huye de la persecución de la reina Jezabel. Un ángel acompaña y colma de gracia al joven Tobías y a su padre y demás familiares. Casi todo el libro de Tobías está en torno al arcángel San Rafael.


En el Nuevo Testamento, también aparecen los ángeles de la guarda. Es un ángel el que avisa a José para que huyera a Egipto, también un ángel libera a Pedro en la cárcel o son los ángeles los que sirvieron a Jesús después de las tentaciones en el desierto.


Por lo tanto, la misión de los ángeles custodios es acompañar y cuidar a los hombres por el camino de la vida, protegerles del mal y guiarles en el camino al Cielo. En la tierra, es la Policía Nacional la que protege a los hombres y celebra sus patrones en este día..


En la Biblia la palabra Ángel significa "Mensajero", un espíritu purísimo que está cerca de Dios para adorarlo, y cumplir sus órdenes y llevar sus mensajes a los seres humanos.  En el siglo II el gran sabio Orígenes señalaba que "los cristianos creemos que a cada uno nos designa Dios un ángel para que nos guíe y proteja".

En el Nuevo Testamento es tan viva la creencia de que cada uno tiene un ángel custodio, que cuando San Pedro al ser sacado de la cárcel llega a llamar a la puerta de la casa donde están reunidos los discípulos de Jesús, ellos creen al principio, que no es Pedro en persona y exclaman: "Será su ángel" (Hechos 12, 15).


San Jerónimo hacía referencia a ellos de la siguiente manera: “Grande es la dignidad de las almas cuando cada una de ellas, desde el momento de nacer, tiene un ángel destinado para su custodia”.


San Gregorio Magno dedicaba unas palabras a estos ángeles de la guarda: “En casi todas las páginas de las Sagradas Escrituras está contenida la existencia de los Ángeles”. Y San Bernardo asegura que los ángeles custodios “nos guardan en todos los caminos, no pueden ser vencidos por ninguna fuerza hostil, no pueden extraviarse ni extraviarnos, son fieles, prudentes, invencibles”.


En el año 800 se celebraba en Inglaterra una fiesta a los Ángeles de la Guarda y desde el año 1111 existe una oración muy famosa al Ángel de la Guarda. Dice así: "Ángel del Señor, que por orden de su piadosa providencia eres mi guardián, custódiame en este día (o en esta noche) ilumina mi entendimiento, dirige mis afectos, gobierna mis sentimientos, para que jamás ofenda a Dios Señor. Amen.

Y en el año 1608 el Sumo Pontífice extendió a toda la Iglesia universal la fiesta de los Ángeles Custodios y la colocó el día 2 de octubre.



El Catecismo de la Iglesia Católica precisa que «En tanto que criaturas puramente espirituales, tienen inteligencia y voluntad: son criaturas personales (cf Pío XII: DS 3891) e inmortales (cf Lc 20, 36). Superan en perfección a todas las criaturas visibles. El resplandor de su gloria da testimonio de ello (cf Dn 10, 9-12)»(15) . El Concilio IV de Letrán define asimismo que los ángeles, igual que el mundo material, fueron creados en el comienzo del tiempo: simul ab initio temporis(17)


Para los franciscanos es una fiesta propia, dado que la cuna de nuestra orden es la capilla de Santa María de los ángeles.


San Francisco “decía que éstos deben ser venerados donde quiera como compañeros y no menos invocados como custodios. Enseñaba a no ofender su mirada y a no atreverse a hacer lo que no se haría frente a los hombres”. En la primera biografía del santo se subraya el recuerdo de Santa María de los Ángeles, la Porciúncula, lugar predilecto de san Francisco, porque “es el lugar favorito de las gracias más abundantes y de frecuentes visitas de espíritus angélicos(1 Cel 106: 503; Spec 83: 786).



Santa María de los Ángeles

En dos años de vida ermitaña Francisco terminó de reparar también la iglesia abandonada de Santa María de los Ángeles, que escogió para vivir “a causa de su veneración a los ángeles y su especial amor por la madre de Cristo” (Leg M 3,8: 1048). Las fuentes franciscanas definen este lugar “colmado de una gracia más abundante” porque en él los espíritus celestiales “irradian su luz” y hacen “resonar los himnos” durante las noches (Spec 84: 1782).


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